Donde Dice La Biblia Que Podemos Comer De Todo

La relación entre la Biblia y lo que podemos comer ha sido un tema de interés y debate a lo largo de la historia. La Biblia, que es el texto sagrado del cristianismo, ofrece varias directrices sobre la dieta y las prácticas alimentarias, pero es importante entender el contexto y la época en la que estas directrices fueron dadas.
En el Antiguo Testamento, específicamente en el libro de Levítico (capítulos 11 y Deuteronomio 14), se encuentran las leyes dietéticas que Dios dio a los israelitas. Estas leyes clasificaban los alimentos en “puros” e “impuros”. Los alimentos puros eran aquellos que se consideraban adecuados para el consumo, mientras que los impuros estaban prohibidos. Por ejemplo, se permitía el consumo de ciertos animales terrestres que tienen pezuñas partidas y rumian, como vacas, ovejas y cabras, pero se prohibía el consumo de cerdos, conejos y otros animales que no cumplían con estos criterios. En cuanto a los mariscos, se permitían los que tenían escamas y aletas, pero se prohibían aquellos que no las tenían, como pulpos, calamares y cangrejos.
Sin embargo, para los cristianos, la situación cambia con la llegada de Jesucristo y la interpretación de las Escrituras en el contexto del Nuevo Testamento. En Hechos 10, el apóstol Pedro tiene una visión en la que se le muestra un gran lienzo que desciende del cielo, conteniendo toda clase de animales, incluidos aquellos considerados impuros bajo la ley mosaica. Una voz le dice: “Levántate, Pedro, mata y come”. La visión se repite tres veces, y cada vez la voz insiste en que Pedro debe matar y comer, sin distinguir entre animales puros e impuros. Pedro, que inicialmente se resiste, entenderá más tarde que esta visión no se trata solo de la comida, sino de la inclusión de los gentiles (no judíos) en la Iglesia.
Posteriormente, en Hechos 15, durante el Concilio de Jerusalén, se aborda el tema de si los gentiles convertidos deben seguir la ley mosaica, incluyendo las leyes dietéticas. La decisión tomada por los apóstoles y los ancianos es que no se pondrán sobre los gentiles convertidos una carga que ni siquiera ellos mismos pueden soportar, pero se les pide que se abstengan de lo sacrificado a ídolos, de la sangre, de lo ahogado y de la fornicación.
En Romanos 14 y 1 Corintios 8 y 10, el apóstol Pablo aborda el tema de la libertad en cuanto a la comida y la importancia de no ser estorbo para los hermanos más débiles en la fe. Pablo argumenta que, aunque como creyentes tenemos libertad para comer de todo, debemos considerar el impacto de nuestras acciones en otros y no hacer nada que pueda hacer tropezar a nuestro hermano.
En resumen, aunque la Biblia proporciona directrices sobre la dieta, especialmente en el Antiguo Testamento, el enfoque del Nuevo Testamento se desplaza hacia la libertad en Cristo y la Responsabilidad de vivir de manera que no ofendamos ni hagamos tropezar a otros. La decisión sobre qué comer se presents como una cuestión de conciencia individual, siempre y cuando no se promueva el legalismo o se cause ofensa a los hermanos en la fe.